lunes, 29 de octubre de 2012

Bilbao


Es un día de otoño en Bilbao. 

Estamos rodeando el Museo Guggenheim y descubrimos en una terraza la figura de un hombre solitario, vestido con un abrigo oscuro que se inclina levemente hacia atrás para hacer una fotografía en dirección al cercano puente de la Salve. 

Tras él, el muro del edificio compuesto por rectángulos de titanio se erige como un escenario casi de otro mundo.

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